
A mi mamá le diagnosticaron una enfermedad terminal cuando tenía 21 años de edad. 3 meses de vida le dieron los médicos en 1992 y ¿sabes hasta cuándo vivió?
Ya te digo.Mis masajes y mis relajaciones guiadas aliviaban sus dolores. Ella fue mi primera paciente.
Ya te digo.Mis masajes y mis relajaciones guiadas aliviaban sus dolores. Ella fue mi primera paciente.
Eso me llevó a estudiar terapias psicocorporales. Trabajé con autoconciencia; masajes stretch, sueco, biodinámico, y también con bioenergética, entre otros.
“Cuerpo sano en mente sana”, decían los griegos ¡Cuánta razón tenían!
Experimentar con técnicas de relajación, meditación y visualización me demostró que la inteligencia emocional es salud pura. A medida que avance la psiconeuroinmunología, los médicos van a recetar cursos anti estrés, visitas al psicólogo y varios minutos diarios de risa.

Por último, en la escuela de psicología y en un taller de psicofarmacología aprendí sobre depresión, ansiedad y otros malestares psicofísicos.
Ah, mi mamá vivió hasta abril de 1996. Volvió a caminar, a reír, a manejar su Toyota Corolla y se hizo terapia todos esos años hasta que le tocó partir.
En algún momento te contaré lo que aprendí en esos intensos 4 años.
Sigo aprendiendo y lo compartiré contigo.

Durante la primera mitad de mi vida sufrí dos cólicos nefríticos, dos bronquitis, dos hepatitis, muchos dolores de cabeza y gripes. Creo que la psicoterapia -expresar mis emociones, ordenar mis pensamientos y aclarar mi mente para tomar mejores decisiones y resolver problemas- mejoró mi salud.
Descartes dijo: pienso, luego existo. Yo empecé a decir: “Siento, concientizo, sano, y luego existo”.

salud mental emocional
Subí a la azotea de la quinta donde vivía y después de ver hacia abajo varias veces, miré a unos zamuros parados en la antena, luego el mar a lo lejos. Bajé las escaleras y aquí estoy.
Mi hijo murió un 13 de enero y en febrero de ese mismo año le dieron 3 meses de vida a mi mamá. Eso fue solo el principio.
Al igual que tú, no crecí en una sociedad ni en una familia perfecta, y mi forma de elegir parejas y relacionarme tampoco fue la mejor.
El dinero en mi vida ha tenido altas y bajas.
Lo anterior y otros eventos me llevaron a la depresión, la ansiedad, la rabia, el miedo y la tristeza; esto me condujo a varias terapias y procesos de formación a lo largo de años .
Mi primera profesora de masajes me dijo: «si no te trabajas internamente, el universo no te da permiso para trabajar a otros». Una profesora de la Escuela de Psicología: «Los psicólogos deberían tener su psicólogo».
Aprendí a reír y a llorar para sanar, sentirme mejor, aclarar mi mente, tomar mejores decisiones y resolver problemas.
Sigo aprendiendo y lo compartiré contigo.
Si crees que el apoyo profesional mejorará tu vida mental y emocional, pide tu cita.
