
Un pez se asomó a la orilla del río y le dijo a un ave:
– Quiero volar como tú.
– ¡Qué casualidad, yo quiero nadar cómo tú!
Hagamos el intercambio mañana, acordaron.
El ave tomó al pez por la aleta superior y lo llevó a volar un rato. El pez sufrió un fuerte ataque de asma, casi murió y juró no volver a volar.
Llegó el turno del ave. Se aferró con su pico a la aleta superior del pez, quien se sumergió y lo llevó de paseo submarino. El ave tragó mucha agua, salió empapado, arrastrándose y juró no volver a nadar.
Un día después se despidieron en la orilla.
-Mejor nos quedamos cada uno en su lugar, ¿vale?
-Vale -le respondió.
Jacobo Grinberg.
Y a ti, que me lees. ¿Te ha pasado algo similar?
Hay un lugar en el mundo para ti. Descúbrelo o constrúyelo, procura no estar mucho tiempo donde no puedes respirar bien. Podrías ahogarte.
Puedes sentirte mejor y lograr muchas metas. Piensa en eso y estamos en contacto, ¿vale?
@PsicoJulioMoreno