De un ser humano a otro puede pasar algo más que una gripe. Diez personas enfurecidas salen a saquear negocios y en menos de medio día, gran parte de la comunidad corre por las calles. Saqueando. Destrozando. O una persona suelta la carcajada sin poder parar; rato después la mitad del grupo ríe sin saber por qué. ¿Te ha pasado?
Las emociones son contagiosas. Daniel Goleman dice que nuestros cerebros tienen una especie de señales wifi y que recibimos señales de otros cerebros. No hablo de telepatía, es otra cosa.
El contagio emocional es mucho más rápido de lo que puedes imaginar. Puede ocurrir en fracciones de segundos. Por eso, evalúa con qué personas te reúnes y conversas con más frecuencia, con quiénes pasas la mayor parte de tu tiempo.
Una persona puede ser un oasis de luz para alguien y una sombra oscura para otra.
Vigila qué irradias, qué haces sentir, qué despiertas. No seas nube negra.
Entonces, ¿a quién vas a llamar por teléfono? ¿con quién te vas a reunir? Atrévete, de vez en cuando, a elegir: qué quieres sentir, cómo te quieres sentir y con quién te vas a reunir. Piensa en eso y estamos en contacto, ¿vale?
@PsicoJulioMoreno